Hoy te cuento la historia de una directora de una academia de danza en Madrid con mil mitos.
Te hablo de cómo pasó de comer como un pajarito, con miedo a los hidratos...
...a disfrutar de pizzas con su marido como si estuvieran en Nápoles.
Como toda historia tiene un comienzo,
te cuento.
Patricia venía con muchos miedos y mucha ansiedad.
Miedo a la patata...
Vamos a ver...
Ni que fuese el hombre del saco... o el coco.
Bueno, si fuese el hombre del saco, que por lo menos sea el del saco de patatas fritas, ¿no?
Ahora en serio,
Patri no tenía un sobrepeso exagerado, pero sí tenía lo mismo que muchas de vosotras:
mil mitos metidos en la cabeza.
Y esos mitos pesan más que una barra de 100 kilos.
Las primeras semanas fueron un toma y daca de audios y dudas.
Y eso fue precisamente lo que le hizo progresar tan rápido:
preguntar.
Porque por si no lo sabías... yo no leo mentes.
Por ahora.
Si algo tenía claro Patri, es que en el tiempo que estuviera en el programa...
...saldría con muchos menos mitos de los que entró.
Tenía mucho volumen (retención de líquidos) y estaba hinchada de... mitos.
¡Pensaba que no podía mezclar patatas con plátano!
Patri tiene un horario muy particular: directora de su academia e imparte clases.
Vamos, que no para.
Este sábado hizo 51 años.
Y me soltó una frase que me encantó:
"Le hemos dado la vuelta al jamón, Alberto".
Está en premenopausia y ya se van asomando los colegas síntomas.
Si tú que estás leyendo esto estás igual... mándale fuerza, que se agradece.
Pero Patri está preparada:
Entrena fuerza. Disfruta de lo que hace. No busca la perfección.
Hace lo que puede, y lo hace bien.
Desde el primer día hablamos del "cacharro jode días": la báscula.
Ese aparatito que te subes, te da un número, y ya te amarga el café.
¿Solución?
Fuera báscula. Trabajamos con medidas reales, de ropa, de energía, de logros semanales.
Y de eso, Patri iba sobrada.
Se fue de vacaciones. Siguió disfrutando. Se comió una pizza con su marido.
¡Un Donut!
Y casi llora de la emoción.
Ese Donut no era “azúcar ni grasas malas”.
Era infancia. Era su madre. Era el recuerdo de cuando le daba 100 pesetas para ir a comprar uno con su hermano.
Patri ha cambiado.
Patri es otra.
Y cuando pasaron los tres meses, me dijo:
"Alberto, yo quiero seguir. Me queda mucho por aprender y me siento muy feliz".
Porque esto no va solo de perder peso.
Para eso ya tienes a Herbalife y sus amigas las dietas saca cuartos.
Esto va de vivir mejor. De disfrutar más. De quitarte culpas.
Y Patri, con 51 años, lo está haciendo.
Es aquí si tú también quieres disfrutar de la comida sin restricciones ni culpa.


