Hay algo que noto mucho en las mujeres con las que trabajo.
Y es esto:
Entrenan…
Se esfuerzan…
Intentan hacerlo “bien”…
Pero salen del gym con la cabeza llena de dudas.
—¿Esto servirá de algo?
—¿Lo estaré haciendo mal?
—¿Y si dentro de 3 meses sigo igual?
Y luego llega la noche.
Te metes en la cama, apagas la luz…
y la cabeza no se apaga.
Déjame decirte algo claro, sin postureo.
👉 Esto no va de hacerlo perfecto.
Va de hacer cuatro cosas básicas, bien hechas,
y repetirlas más tiempo del que te gustaría.
Aunque no haya fuegos artificiales.
Aunque no subas fotos “inspiradoras”.
Aunque nadie te aplauda.
Y claro que cuesta.
Porque abres Instagram y parece que todo el mundo tiene un método mejor que el tuyo.
Un ejercicio nuevo.
Una rutina distinta.
Un “haz esto y cambia tu cuerpo en 8 semanas”.
Y tú, que estás aprendiendo, dudas.
No porque seas tonta.
Sino porque eres humana.
Pero te voy a decir una verdad incómoda:
👉 Cambiar cada semana no es avanzar.
Es marearte.
El progreso no está en hacer cosas raras.
Está en hacer lo simple… cada vez un poco mejor.
Elegir pocos ejercicios y entenderlos.
Moverte con buena técnica, aunque al principio inicies con poco peso.
Aceptar que entrenar bien no siempre “se siente brutal”.
Y sí, habrá días incómodos.
Días en los que tu cabeza te diga: “para ya”.
Ahí es donde pasa algo importante.
Porque no solo estás entrenando el cuerpo.
Estás entrenando tu carácter.
La capacidad de cumplir contigo.
De no abandonar a la primera duda.
De seguir aunque no veas resultados inmediatos.
No te fíes tanto de la quemazón, ni de las agujetas, ni de si sales congestionada.
👉 Fíate de esto:
– De que te mueves mejor.
– De que cada mes eres un poco más fuerte.
– De que no abandonas.
No existe la rutina perfecta.
Existe una lo suficientemente buena…
y el compromiso de no cambiarla cada dos por tres.
Así que si hoy dudas, es normal.
Si hoy te comparas, también.
Pero no te vayas del camino solo porque no brille todavía.
Haz lo que toca.
Sin ruido.
Sin prisas.
Que el cuerpo cambia…
pero la mujer que se mantiene cuando duda,
esa cambia para siempre.
Si quieres que te acompañe para dejar de ir perdida y empezar a entrenar con sentido,
respóndeme a este correo con un “quiero hacerlo bien”
y lo vemos tranquilamente juntos.
Un abrazo fuerte,
Alberto


