Asunto: Esto no me lo esperaba de Raquel...
Hoy he tenido una llamada que me ha alegrado la tarde-noche.
Te cuento.
“Estoy comiendo más hidratos y estoy disfrutando de comer eso que tenía en mi cabeza como prohibido”.
Eso me soltó Raquel. Así, tal cual.
Te juro que me quedé un segundo callado. No por sorpresa, sino por alegría.
Porque Raquel, cuando entró al programa, venía con todos los miedos del mundo encima.
Tenía 50 años, mil dietas a sus espaldas y la idea grabada a fuego de que los hidratos eran el demonio. Igualita que Patri, otra del grupo, que hasta tenía pavor de comerse una tostada.
Pero hoy… hoy Raquel me cuenta que está cenando bien, que entrena los findes, que hasta se ha comido un dulce sin remordimientos.
Sin mirar si era lunes o viernes.
Sin culpa.
Eso, amiga, es empezar a tener buena relación con la comida. Sin mierdas, sin extremos, sin castigos.
¿Sabes lo mejor?
Que no ha hecho nada mágico. Solo ha hecho las cosas con cabeza. Ha tenido paciencia. Ha escuchado. Ha trabajado. Y yo he estado ahí, acompañándola, como intento hacer con cada chica del programa.
No soy el mejor entrenador del mundo. Tampoco el mejor dietista.
Pero hay algo que sé hacer: escuchar y estar.
Porque yo también he vivido curros de mierda, sin horarios y con ansiedad por la comida.
Yo también he hecho lo que me daba la gana sin rendirle cuentas a nadie... hasta que contraté a mi propio entrenador.
Y me liberó.
Así que si tú también quieres dejar de tenerle miedo a la comida, a los hidratos, a las cenas... y empezar a construir una relación sana contigo misma...
Haz clic aquí, rellena el formulario y hablamos tú y yo.
Con calma, sin agobios.
Un abrazo,
Alberto Calzada


