Hoy te traigo una historia real que empezó con un trayecto cualquiera en metro...



Y es que en Madrid hay de todo lo que puedas imaginarte...



Y ya ni te cuento si hablamos del metro de Madrid, que no solo vuela... también es una mina de historias curiosas.



Yo ya no vivo allí, pero si lo hiciera, esta newsletter sería un reality diario del suburbano.



Lo que vi —bueno, mejor dicho escuché— fue una conversación de esas que no quieres que termine… aunque tu parada esté a punto de llegar.



El tema: dieta para perder peso.



Muy típico, ¿no?



Lo que no es tan típico es cómo se hablaba del tema.



Y es que, al parecer, todos llevamos una profesión oculta: la de opinólogo profesional.



—¿Tú de qué trabajas, María?
—Yo soy informática, y de segundo... opinóloga.



—¿Y tú, Pedro?
—Yo soy administrativo, y de segundo… opinólogo también.



Te sonará esto:



  • “Yo he visto en Instagram que…”
  • “A mí me funcionó tomar…”
  • “Deberías hacer lo mismo que mi cuñada”


Todo con la mejor intención, pero poca base real.



Y ahí estaba yo, escuchando cómo recomendaban batidos mágicos de espinaca y semillas de unicornio, a una hora concreta del día, para perder kilos como por arte de magia.



Y sí, por dentro pensé:

“Madre mía… ¿dónde vamos a parar?”



Lo peor no es lo que se dice, sino lo que se cree.



Porque lo que fácil viene... fácil se va.



¿Y qué sucede después?

Frustración, rebote, cansancio y vuelta a empezar.



Por eso, si estás hasta el moño de probar lo que te dice todo el mundo, aquí van 4 filtros clave para elegir a quién escuchar:



  1. Busca a alguien que no prometa milagros.

  2. Que tenga historias reales que lo respalden (no solo fotos del antes y después).

  3. Que trabaje la mentalidad tanto como la alimentación o el ejercicio.

  4. Y que no te diga que el entreno de fuerza te volverá Hulk.


¿Quieres eso?

¿Quieres a alguien que de verdad entienda por lo que estás pasando y no te hable desde la torre de marfil?



Pulsa aquí y rellena el formulario. Yo no vendo batidos. Yo escucho y te acompaño.



PD: Lo de los batidos no era ironía. Espinacas, apio y horarios galácticos. La ciencia ficción vive en el metro.

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